en nosotros su vida resucitada por medio del Espíritu Santo, al cual hemos rendido nuestro ser por completo (12:1–2), la ley se ve cumplida en El (v. 9). Veremos así que la plenitud del Espíritu en nosotros llegará a ser la plenitud de la ley, porque nuestra vida tenderá a ser amor en acción. c. El amor no hace mal al prójimo (v. 10) Esta expresión nos hace sonreir. Claro que el verdadero amor no hace mal. El mundo gime y se desangra por la carencia de este legítimo amor que el hombre necesita aun
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